Hay recuerdos imborrables en la memoria y que niegan a irse de nuestra mente al paso de los años y que a veces, haciendo semblanza de ellos, de los lugares en que acontecieron, si fueron diurnos, nocturnos, matutinos, o en complicidad con alguien o en nuestra propia soledad, prevalecen en nuestras vidas recordándonos que aún en el presente son parte de nuestro entorno, que no se han ido no porque no hayamos querido si no porque simplemente van de la mano con nosotros.
Hay memorias que nos hacen soltar carcajadas al recordar ciertos acontecimientos del ayer, como cuando fuimos niños, cuando saltábamos y soñábamos con el presente que sin duda muy diferente es a lo que pensábamos en aquél entonces. O los recuerdos de juventud: el primer enamoramiento, las largas noches de estudio para presentar un examen, las vivencias con los amigos, las primeras borracheras o incluso las tristezas como la muerte de un ser querido, una ruptura amorosa, la pérdida de un trabajo importante, una oportunidad que no se supo aprovechar... y la mayoría a diario habla de esos recuerdos, de lo que sucedió en el pasado, hace muchos años, hace unos días o incluso hace unas horas, pero somos pocos los que recordamos, remontándonos hasta nuestra niñez, que en nuestra mente la vida siempre ha sido musicalizada, todo nuestro entorno, todas nuestras vivencias. Incluso en el presente nuestros recuerdos tienen música, ya sea con nostalgia, con alegría, con enojo, con sensualidad... y es que desde que yo recuerdo cada momento de mi vida ha tenido un tema específico en mi mente, en mi imaginación, como si todo lo que viviera fuera una telenovela. Mis momentos de felicidad, de intriga, de acción, de aventura, de reconciliación, de padecimiento, muerte, enfermedad... Incluso el momento en el que hago cosas tan simples como ir manejando por ciertas calles, o caminando con miedo o sin él. Todo tiene su tema incidental, dependiendo de la situación y aunque para algunos parezca una locura no puedo concebir vivir de otra forma.
¿Será que para todos es así pero nadie habla de ello por temor a que los demás piensen que sufre de una inútil y mordaz locura? ¿O será que solo somos algunos los que estamos dotados de esa sublime sensibilidad? Quizás jamás en la vida lo sepa, pero fue precisamente por esa música, la que me marcó en la infancia, en la pubertad, la que escuchaba sonar como temas de personajes de televisión y por mi adoración eterna a los logotipos de las telenovelas, que comencé un día a buscarlos, en mi afán por hacer reales esos sonidos en mi mente, atesorarlos como lo más valioso y preciado ¿y porque no? ¡Hasta remasterizarlos!
La afición por las telenovelas y su música, así como mi incomprensión hacia el porqué de refritear una y otra vez tantas historias y destruir grandes clásicos televisivos, me impulsó a investigar el origen de cada historia, de sus versiones anteriores, y con ello decidí hacer un video sobre muchos REFRITOS de telenovelas que se haninmortalizado en el recuerdo de la gente desde que existe y se hace televisión en el país, descubriendo que, para tristeza de quienes amamos los originales, desde la existencia del melodrama en México ya se hacen adaptaciones de historias que han triunfado en otro país o refritos de lo que ha se ha visto en el nuestro, y nuevamente la musicalización en mi mente, en mis propias vivencias, en mi memoria, me llevó a todos esos incidentales que de una u otra manera me marcaron. Algunos de estos temas fueron los elegidos para musicalizar mi trabajo arduo de horas de edición de audio e imagen, de investigación, de video, mientras que Cadenas de Amargura, Yo no creo en los hombres, Cañaveral de pasiones y Teresa comenzaban a sonar en mi mente y quedaron al final, por medio de su musicalización, plasmadas no solo en mis recuerdos, en mis ilusiones, en mi memoria, si no también en mi presente.
Que lo disfruten mucho.
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